
El Nazareno emprende su vía crucis por la Vía Dolorosa del Jueves Santo, bajo las bóvedas de San Felipe Neri, donde la vieja ciudad extramuros se derrama por una cartografía humilde. Una multitud se arremolina con el síndrome impostado de Stendhal de la Semana Santa ante el trono neorrenancentista, como el túmulo real del verso…